Estimulación magnética del cerebro en enfermos de Alzheimer
Las empresas farmacéuticas y grandes corporaciones dedicadas al ámbito de la salud buscan con insistencia un fármaco que reduzca, palie y logre detener más aún el avance de la enfermedad de Alzheimer. Pero a parte de los fármacos, éstas corporaciones están interesadas en mejorar y preservar el estado del cerebro a través de otras herramientas: los métodos electro – magnéticos.
Están realizando investigaciones para demostrar la eficacia de una novedosa técnica denominada estimulación magnética transcraneal. La estimulación magnética transcraneal es una técnica neurocientífica que consiste, básicamente, en activar grupos de neuronas y regiones muy precisas de la corteza cerebral empleando campos magnéticos controlados, emitidos desde un aparato situado junto a la cabeza de la persona. Es un tratamiento no – invasivo, seguro y al que no se asocian efectos secundarios. No requiere ninguna intervención quirúrgica ni un procedimiento médico de riesgo.
Éste método e instrumentación se había probado anteriormente con éxito en trastornos depresivos. En el momento presente se está ampliando su campo de aplicación a las enfermedades degenerativas como el Alzheimer.
En los enfermos de Alzheimer, se emplea la estimulación magnética en regiones concretas del cerebro al mismo tiempo que la persona afectada debe realizar ejercicios cognitivos seleccionados para requerir la participación de esa misma zona cerebral.
Por ejemplo, se sabe que una región cerebral bautizada como el “área de Broca” es una de las encargadas de la producción del lenguaje hablado.
Con el aparato de estimulación magnética transcraneal se activa desde fuera ésa zona, al mismo tiempo que la persona debe pronunciar palabras que comiencen con una determinada letra, de tal modo que los dos procedimientos incrementen recíprocamente su eficacia y favorezcan la activación de esa región cerebral.
El entrenamiento se repite a lo largo de varias sesiones y, hasta la fecha, los resultados positivos consisten en el alivio de ciertos síntomas que se mantienen hasta un año después de la intervención.
A pesar del alivio de algunos síntomas, la técnica no ha demostrado aún su potencial para
detener el dramático avance de la enfermedad. Es por eso que son necesarios más estudios,
financiación e investigación científica para llegar a conclusiones más fiables.
Autor: Andrés Sardinero Peña
Psicólogo Especialista en Neuropsicología
Referencias: http://www.technologyreview.com/biomedicine/37553/page2/