El síndrome de la memoria falsa
Recordamos acontecimientos que han sucedido, olvidamos acontecimientos que también han sucedido y… ¿recordamos acontecimientos que nunca sucedieron? Los tres ejemplos son perfectamente correctos. Existe un síndrome denominado síndrome de la memoria falsa que puede provocar que recordemos algo que nunca hemos vivido, como ser autores de un asesinato o haber viajado a un país que en realidad nunca hemos pisado.
¿Qué es el síndrome de la memoria falsa?
Muchas personas creen haber vivido un suceso que solamente es real en su imaginación, recuerdan haber emprendido un viaje a una ciudad que nunca han llegado a conocer y creen haber conocido a personas que nunca formaron parte de su pasado. A este fenómeno se le llama síndrome de la memoria falsa, y queremos compartir contigo algunos de los detalles más importantes para comprender de qué se trata.
Según detalla Centre Londres 94, especializado en psiquiatría, el síndrome de la memoria falsa está presente cuando una persona recuerda una experiencia traumática que no es verdadera porque nunca sucedió. Sin embargo, la persona está convencida de que este acontecimiento realmente pasó. El síndrome de la memoria falsa puede llevar a la persona a tener problemas con sus seres queridos, quienes intentarán hacerle comprender que su recuerdo es falso.
El recuerdo sobre el que la persona insiste es de carácter traumático. En Estados Unidos, en la década de los 90 surgieron varios casos de personas que habían recuperado recuerdos de la infancia que creían haber olvidado hasta entonces. Por este motivo, en 1992 la False Memory Syndrome Foundation, o Fundación del síndrome de la memoria falsa, comenzaba a trabajar para apoyar a las personas inocentes que habían sido acusadas por delitos que no habían cometido, pues estos delitos solamente formaban parte de la imaginación de la persona y eran recuerdos falsos.
Nuestra memoria no es perfecta
Podemos cometer errores a la hora de recordar sucesos del pasado, y de hecho muchas personas creen recordar la primera casa en la que vivieron hasta los tres años o el primer día de colegio, cuando realmente estos recuerdos no existen y solamente creemos recordarlos porque alguien nos explicó cómo era ese apartamento o porque vimos una fotografía de ese primer día de clase.