Las altas temperaturas «atontan» el cerebro
El hipotálamo, entre otras muchas funciones, tiene la responsabilidad de controlar nuestra temperatura corporal. Así, es el encargado de erizar el vello de nuestros brazos cuando sentimos frío, o de variar el curso de nuestra circulación sanguínea para que la temperatura de nuestro cuerpo mantenga un equilibrio. Registra ese cambio de temperatura y organiza una respuesta para compensarlo. Ahora bien, si tiene que emplearse a fondo, como puede ocurrir en un día tan caluroso como el que se avecina hoy, el hipotálamo corre el riesgo de «averiarse» y el resto de sus funciones pueden quedar dañadas según indica la Sociedad Española de Neurología (SEN).
En días calurosos la velocidad de propagación de la corriente nerviosa es más lenta y por tanto, nuestra respuesta cerebral está más ralentizada. Lo vemos a nivel físico, a nivel motor… Así, una exposición mantenida al sol, y sin compensación de temperatura, provoca que el hipotálamo tenga que trabajar en exceso. La consecuencia es que podría dañarse. Y, por tanto, otra de sus funciones principales, que es la de controlar los desórdenes del sueño, no funciona bien.
La conclusión es que un exceso de calor puede derivar, aparte de en un excesivo cansancio, en problemas de sueño. Una de las más peligrosas consecuencias es la somnolencia que se siente al volante por no haber dormido. En el caso de aquellas personas que sufren esclerosis múltiple o enfermedad neuromuscular el calor puede agravar sus síntomas.
Fuente: La Razón