Siete formas de hacer feliz a una persona mayor
La vida tiene otro color cuando nuestra actitud es optimista. Hacer feliz a otra persona es un motivo muy grande para sentirnos satisfechos, sobre todo cuando se trata de una persona mayor y cuando compartimos, aumentamos y contagiamos nuestra felicidad mostrándonos amables y atentos con ellos. Los pequeños gestos son los que más dicen, y hoy repasamos algunos de ellos.
1. Adopta una actitud positiva. Cuando nosotros nos mostramos alegres alrededor de los demás, esta felicidad se contagia. Las palabras que utilizamos alrededor de las personas mayores siempre deben ser buenas, pues la mentalidad optimista ayuda más a una persona mayor a ser feliz que su condición física, según ha comprobado una investigación realizada por el Sam and Rose Stain Institute for Research on Aging (SIRA), de la Universidad de California en San Diego.
2. Recuérdale los buenos momentos. Las personas son felices cuando tienen más recuerdos positivos que negativos, o cuando sus pensamientos se dirigen a los acontecimientos optimistas y se alejan de los sucesos que les entristecen.
3. Escúchale. A todos nos hace feliz tener a una persona a quien poder contar las penas y las alegrías. Cada vez que quiera contarte sobre la familia de su mejor amigo o sobre lo que sucedió ayer en el episodio de su telenovela favorita, préstale toda tu atención.
4. Ayúdale en la casa. Si echas una mano en la limpieza de su casa o en la preparación de la cena de Navidad no sólo estarás reduciendo sus responsabilidades sino que también le estarás demostrando cómo de importante es para ti esa persona.
5. Visítale mucho. A las personas mayores les encanta estar acompañados. La familia es muy importante, y sentirse queridos y cuidados es probablemente lo que más felicidad les garantice.
6. Si no puedes verle, llama. Muchos nietos viven lejos de sus abuelos y no pueden visitarles tantas veces como desearían. En estos casos no hay nada mejor que una sencilla llamada.
7. Preocúpate por su salud. En la tercera edad es normal ser más débil y vulnerable a determinadas enfermedades o incluso a las caídas. Las visitas al médico son esenciales, así como también tomar los medicamentos cuando sean necesarios. Si una persona mayor nota nuestro interés por su salud, tendrá más motivos para cuidarse.