Tener una demencia cambia la vida, pero no necesariamente a peor

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Las demencias cambian la vida no sólo del enfermo, sino también de todos los familiares y amigos que le acompañan. Pero, al igual que otros cambios que notamos en nuestra vida, afrontar las novedades siempre es más sencillo cuando tenemos una actitud optimista y cuando estamos informados sobre las maneras para afrontar estos cambios.

La demencia: cómo cambia la vida del enfermo y de su familia

Una persona que sufre una demencia deja de sentirse independiente, de tal manera que sus familiares o cuidadores tienen que tomar por él las decisiones más básicas.

El enfermo de Alzheimer,  por ejemplo, depende de los cuidados de sus familiares. Debido a que el cambio de vida no sucede solamente a la persona con demencia sino también a toda su familia, es importante que estén informados sobre la enfermedad y que sepan de qué manera cuidar al paciente y también a ellos mismos.

Muchas veces sucede que el cuidador, con la intención de ayudar a la persona con demencia siempre que lo necesite, sin querer olvida cuidarse a sí mismo. Es un error.

El familiar que cuida a una persona con demencia, como el Alzheimer, puede sentirse mejor teniendo un pequeño grupo de apoyo que esté presente cada vez que necesite ser escuchado. Lo ideal sería que este grupo tenga miembros cuyos familiares o amigos también sufren la demencia.

Los miembros del grupo pueden ayudarse unos a otros y ofrecerse consejos. Podrán aprender entre ellos que la demencia cambia la vida, pero no necesariamente a peor.

La alimentación de una persona con Alzheimer es muy importante, pero también es esencial la del cuidador. Él también debe comer cinco veces al día y no saltarse ninguna comida.

Recuerda que el ejercicio estimula la producción de endorfinas, las hormonas que te regalan felicidad. Una persona con demencia debe hacer ejercicio, si es posible cada día. El cuidador puede aprovecha para caminar con él todos los días.

 

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